Cuando se estudia la teoría general del proceso, y más precisamente el conflicto, los dos métodos de resolución de los mismos son: los auto compositivos (los que se resuelven únicamente entre las dos partes) y los métodos herero compositivos (aquellos que se resuelven a través de la intervención de un tercero). 

Y dentro de esos métodos hatero compositivos existe lo que se llama la MEDIACIÓN conducida a través de la figura del MEDIADOR.
Este método de resolver un conflicto se basa en un ACUERDO entre partes, con la PARTICIPACION de un TERCERO IMPARCIAL objetivo, y éste mediador va a ser el encargado de RESTABLECER la comunicación entre esas partes y PROPONER SOLUCIONES.
Este MEDIADOR no interviene, ni toma decisiones; van a ser en definitiva LAS PARTES las que decidan sobre este acuerdo. La característica de este método es que es: VOLUNTARIO, CONFIDENCIAL, COOPERATIVO y FLEXIBLE. 
La ciencia, la historia y la estadística nos muestran que el hombre necesita resolver los conflictos a través de métodos hetero compositivos porque siempre que han intentado resolverlo de la otra forma, una parte quizás, no siempre se ve favorecida por un resultado justo. 
Esta pequeña introducción de derecho sirve para entrar en tema sobre lo que voy a plantear más adelante a partir del Conflicto que se puede originar entre el APROPIADO y su familia biológica, entre el apropiado y su familia de crianza u otras variantes de conflicto surgidas por la necesidad de conocer nuestro verdadero origen biológico. 
Muchos compañeros/as movidos por la urgente necesidad de conocer su origen biológico no siempre eligen la mejor opción parar llegar al objetivo. Frecuentemente dominados por una ansiedad y una carga emocional, que no deja de ser lógica dada la gravedad del tema, ésta se vuelve como un efecto boomerang de manera negativa hacia nosotros, y comenzamos a padecer una serie de trastornos que no solamente nos afecta la psiquis, sino al entorno familiar más cercano que nos rodea se ve afectado. 
Por supuesto que no siempre es así, pero las veces que se dan estos planteos, lamentablemente en la mayoría de los casos, las personas sufren mucho y se le suma a nuestra problemática de la búsqueda un problema aun mayor que es difícil de manejar y que muchas veces termina mal o nos hace abandonar y a desistir en el intento de encontrar nuestra identidad. Muchos compañeros por vías no tan ortodoxas consiguen información sobre potenciales familiares biológicos, muchas veces con un alto porcentaje de seguridad pero otras con datos que no son los correctos.
No va a ser la primera vez que muchos de nosotros hemos pasado por más de un análisis de ADN, o que hemos viajado hasta el exterior para poder cotejar. 
Nuestras historias de vida abundan en contenido sobre estas cuestiones. Una vez que esa información llega a nuestro poder, surge allí quizás una de las grandes encrucijadas ¿Qué hacer y cómo actuar con esa información? A partir de allí también se origina una seguidilla de preguntas y de dudas con respecto a como se lo tomará la OTRA PARTE. Todos esos interrogantes se resuelven de las formas más variadas, que van de la alegría a la tragedia, pasando también por estados intermedios poco felices que no nos vamos a detener para analizar. Lo que deseo plantear es que el resultado final de nuestro objetivo, o sea, encontrar a nuestra familia biológica, y que esto a su vez no sea algo traumático para ninguna de las partes, ese desenlace, requerirá de nuestra enorme responsabilidad en la forma en que vamos a utilizar esos datos que hemos conseguido, ante el vacío legal existente. Erróneamente muchos compañeros de búsqueda eligen, muchas veces, por ímpetu o desconocimiento, resolver el conflicto unilateralmente porque están convencidos de que pueden hacerlo sin la ayuda de nadie y encaran la empresa como una cuasi “búsqueda del tesoro”. Muchas veces sale bien, pero otras, quien escribe tendría un libro para contar las magras experiencias de miles de compañeros que terminan frustrados o desahuciados con situaciones terribles que han sufrido a raíz de salir a resolver el conflicto creyendo que podrían manejar la situación. Muchos de ellos después de deambular llegan a las ONGS, como se dice en la jerga popular, “con el caballo cansado”, a que éstas les resuelvan el tema. No lo estoy diciendo a modo de reproche, simplemente estoy contando una realidad que vemos a diario quienes estamos trabajando en la problemática desde hace años. 
Para ilustrar mejor estas cuestiones conocemos casos donde hubo intento de violación y hasta situaciones de robo o usurpación de propiedad privada de terceros haciéndose pasar por familiares biológicos ; ni que hablar con respecto al lucro que el tema representa para algunos inescrupulosos que cobran para aportar datos. Para no sufrir estas malas experiencias es necesario conocer a fondo cuestiones ligadas a la búsqueda. Buscar nuestra identidad a través de datos certeros o no, de descartar, de ir por laberintos nunca antes explorados, de afrontar decisiones limites, no es para cualquiera y requiere mínimamente una preparación y un conocimiento cabal como dije antes , de lo que esta empresa significa, fundamentalmente conocer las consecuencias propias y ajenas y dimensionar sobre que contexto estamos nosotros parados. En realidad este trabajo de mediación tendría que estar liderado por profesionales preparados que estén aptos para enfrentar ese paso que nos permita interactuar con nuestra supuesta familia biológica hasta la confirmación de la misma , sin que ello represente un prejuicio o perjuicio tanto para nosotros como la otra parte. Que ese tránsito sea lo menos traumático posible para salvaguardar a las personas y a nosotros mismos, menos aun que inocentes paguen por nuestra irresponsabilidad de manejarnos por fuera de el respeto, la ley y los derechos, y cuando hablo de derechos digo sobre los de ambas partes, mas aun cuando los datos que poseemos son muy vagos y la posibilidad de caminar sobre tierra firme es muy endeble. A veces la desesperación por desconocimiento nos puede llevar a cometer un acto de injusticia en contra de personas que nada tienen que ver con nuestra problemática. 
Esa figura del MEDIADOR tendría que ser parte de un programa que el estado debería proveer como parte de otro que contemple ésta y otras cuestiones ligadas a las personas que estamos buscando nuestro verdadero origen biológico. Es inconcebible que las personas afectadas a esta problemática recorran un duro, y a veces trágico camino, con futuro incierto, como parias dependiendo de la suerte. Esto no es un juego, es demasiado serio el tema para que lo manejen de forma irresponsable, lo que sí es cierto que esto seguirá pasando si el Estado no resuelve tomar este tema como una real política de estado, es injusto y hasta anticonstitucional de que las víctimas tengamos sobre nuestras espaldas esa responsabilidad, cuando en realidad no nos corresponde que así sea.
Hoy escribo esto porque estoy viendo con mucha preocupación que cada vez son más las historias que terminan mal a raíz de que éstas son mal manejadas desde un principio, donde muchas veces el canal de dialogo se pierde y con él las esperanzas para poder resolver favorablemente un caso, simplemente porque se hacen mal las cosas o se procede de forma errónea, casi siempre por desconocimiento a lo que se le suma la impaciencia y la desesperación.
Es menester reflexionar sobre esto una y otra vez, concientizar al compañero para que no incurra en errores que en un futuro le puede representar un trauma que se sumaría a otros tantos causados por la crisis de la falta de identidad. Quienes tenemos la responsabilidad de liderar instituciones que se precien de ser serias debemos preocuparnos por hacer docencia y ayudar al compañero a entender que esto requiere de mucho conocimiento, sin olvidar la cuota de responsabilidad y respeto que el tema, nuestro tema merece.

LUIS VERDINA
PTE DE LA AGRUPACION POR LOS DDHH ¿QUIENES SOMOS?